31 mar 2014

La terreta (y 2) más Serra Grossa valenciana.

Como algunos lectores del blog me dicen que por qué nunca hay entradas de Alicante, que parece que no viva aquí sino por allá, hago pública una afirmación de entusiasmado alicantinismo y ahí va eso.
El domingo salimos en buena compaña (a pesar de los pronósticos cien por cien acuosos de la Aemet y gracias al tesón de Ángel que no se arredra ante lluvias, vientos ni otros meteoros): Javier, tan ocurrente, Cruz María, generosa infatigable, Ángel, pilotando la California, y el que suscribe para hacer por la comarca del Comtat en el norte de la provincia una ruta corta, pero intensa, de bici de montaña en territorio más morisco que cristiano. La Baronía de Planes es una zona llena de barrancos y cortados que alternan primorosos cultivos de olivos, almendros y cerezos que ahora floridos eran uno de los ganchos del viaje.
Para qué irse a tierras lejanas si en una mañana te encuentras aquí mismo parajes tan amenos con todo tipo de variantes a resolver: rampas empinadas con firme para hacer equilibrios, pero ciclables siempre, descensos rapidísimos impecables, nieblas importantes que trasladan a otras latitudes, ataque de animales para contar batallitas a los colegas (un ojo a la virulé me ha quedado del encuentro con las abejas virulentas) y, para rematar, un sol de los que calientan y ponen el punto final a modélica excursión tan amigable.
Añado unas fotos más de un recorrido de bici de carretera por la Marina alta: por el valle de Planes de la baronía, el de Vall d'Ebo y la Vall de Gallinera en un día con la luz harinosa típica alicantina a la que se sumaron humos de labores agrícolas. Las abejas me dejaron la mitad de la cara como un volcán.























































Y de nuevo añado un breve comentario porque la ruta de bici de montaña que hicimos el sábado por la Serra Grossa valenciana es de las excelentes; además tuvimos el privilegio de que nos enseñara el poblado ibero de la Bastida de les Alcusses uno de los restauradores, el enciclopédico y amable Vicent, que nos explicó con datos de primera mano (él ha encontrado restos de gran importancia) lo imprescindible  para comprender las ruinas; un lujo con el que no contábamos y que por suerte pudimos disfrutar.