19 feb 2015

Murcia

Por tierras murcianas nos internamos para hacer algunas rutas de bici, unos días de montaña y otros de carretera.
La de carretera parte de La Romana, un pueblo de Alicante y se dirige hacia el Oeste, hacia los viñedos Jumillanos en clara expansión hacia los campos alicantinos de Pinoso al pie del cerro de la sal. Salen de aquí vinos recios y platos contundentes basados en antiguas comidas de  pastores: migas, gazpachos manchegos y viandas sabrosas de lo más desengañado que suenan casi al pan, pan y al vino, vino de los castellanos. Gentes de frontera murciano-alicantina sin complejos, muy amables con los viajeros ciclistas.
Con las bicis de montaña salimos de Cieza a orillas del río Segura, que por aquí lleva el caudal sin los muchos venenos que recibe aguas abajo para llegar al mar exhausto y destruido, y nos dedicamos a  subir por sendas trazadas con tiralíneas como la del zigzag, bordear sierras como la de Ricote o la del Oro, muy amenos parajes con pinares densos, acantilados calcáreos, sendas sobre el abismo y desniveles importantes.
Otro día hacemos un recorrido por el Parque Regional del Valle y Carrascoy, por sendas empinadas o pistas amplias, que de todo hay en esta zona en la que nos dejamos una senda por hacer para tener que volver a rematar la faena.
Placeres sencillos para despejarse y orearse sin ir muy lejos.