Semana y media en la Cordillera Cantábrica.

A mediados de Julio, Luz, de donde el sol la toma, y un servidor, nos fuimos a recorrer una parte de la cordillera Cantábrica en bicicleta, siguiendo una ruta que se ha convertido en un clásico de la bici de montaña desde que un ciclista publicó hace ocho años una guía en la que recorría la cordillera de Oeste hacia el Este, desde Los Ancares hasta el Sur de Cantabria. 
El libro hace diez etapas, desde Balouta, en León, hasta Villasana de Mena, en Burgos. Después de hojearlo vimos que había etapas imposibles por lo abrupto y disparatado de los senderos en los que tendríamos que arrastrar la bici. Además el libro no incluye tracks para descargar en el gps, así que decidimos seguir los que el gran Zinaztli (un cicloturista que nos ha servido de referencia en otras travesías, como la Transpirenaica del año pasado) tiene publicado en su blog ejemplar. Sólo hicimos dos etapas coincidiendo con el original: la 1ª, Balouta-Cerredo, y la 4ª, Valle de Lago-San Emiliano. En total nos salieron 11 etapas con la referencia de Zinaztli, modificándolas según iban ocurriendo los imprevistos de un viaje con incidentes, como ocurre en todo buen viaje.
Antes de entrar en la descripción de las etapas hay que hacer un comentario sobre el librito. (Transcantábrica en btt, de Juanjo Alonso. Ed. Desnivel. 2009)
Un disparate, porque te lleva al error. Piensas que el autor ha hecho el recorrido como lo vas a hacer tú, con equipaje, y etapas una a continuación de la otra. No es así. Vimos que las etapas, además de dar a veces una impresión de dificultad muy rebajada, se habían hecho sin continuidad y sin carga, con un coche de apoyo, sin el equipaje que lastra la bici. O sea: muchos senderos tenían unas pendientes tan pronunciadas que era imposible seguir pedaleando; había que empujar la bici cargada durante kilómetros por trochas, difíciles incluso para paseantes. Otras veces los senderos estaban tan cerrados por la vegetación que no se podía pasar más que a machetazos o se llegaba a lugares en donde praderas con laberintos de sendas vacunas hacían la orientación problemática. O las pistas estaban tan destruidas por el paso de ganado que parecían bombardeadas y con barro pegajoso. Y muchas otras incidencias que se apuntarán en estas páginas.
Pero no todo fue solventar calamidades; el recorrido tiene gran interés y, aunque muy exigente, es bien ameno: hubo muchos momentos de parajes inolvidables por esa orografía cántabra tan espectacular, bosques profundos de los que ya no quedan, senderos muy entretenidos, alojamientos y restauración excelentes y trato humano espléndido.
El caso es que hicimos la travesía desde Balouta, en los Ancares de León, hasta Reinosa, al Sur de Santander, en donde nos parecía que la cordillera Cantábrica expiraba. Sumando las etapas salen 521 km y 16.562 m de desnivel positivo acumulado.
El equipaje lo llevamos repartido: en un maletín anclado a la tija del sillín y en una mochila a la espalda. Aunque vamos ligeros, y las bicis son de doble suspensión, las bicis van cargadas y no reaccionan igual que cuando vas sin peso. Las piernas tampoco.
El detalle ciclista de las etapas está en las páginas de Cicloide, un servidor que proporciona un análisis pormenorizado de cada etapa con todos los datos que un ciclista puede necesitar para saber qué se va a encontrar en la ruta. En cada etapa hay un enlace a la página correspondiente.


















































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