paseantecamándula: ETAPA 10. ESPINAMA-PEJANDA.

También es una etapa modificada con respecto al track que llevamos, porque después de leer la descripción mohína de la etapa y ver que hay que empujar la bici durante varias horas por trochas impracticables, decidimos mandar a paseo al del libro, darnos un sentido homenaje y hacer una etapa cicloturista o más bien turista. Para ello dejamos el interesante pueblo de Espinama y por la carretera del valle de Camaleño bajamos hacia la capital de la comarca de Liébana, Potes. Es ciudad muy visitada, de mucho mérito monumental y animada; en pleno centro tiene un monumento romántico al gran violinista Jesús de Monasterio, nacido en esta villa. Este año más ajetreo todavía por celebrarse en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, a pocos kilómetros de allí, un año santo en el que ofrecen a los fieles creyentes indulgencias plenarias.

Estuvimos callejeando, viendo el museo y comprando algún pan y dulces caseros en los tenderetes de la plaza. Con gran tranquilidad y sosiego, como si fuera un festivo inesperado por habernos fumado las clases.

La única dificultad ciclista del día consiste en subir por carretera el puerto de Piedrasluengas, una larga subida que se hace a ritmo y con algunas paradas en los pueblos que se pasan. Antes de llegar a lo alto del puerto tomamos un desvío a la izquierda que nos baja por el valle de Polaciones o del río Nansa hasta el pueblín de Pejanda, el punto final de hoy.

El lugar lo elegimos por ser el alojamiento más adecuado y que menos se alejaba de la ruta de mañana. No había mucho en donde elegir.

Desde el desvío hacia Pejanda la meteorología cambió y lo que era un día de verano se transformó en otoño cántabro con nieblas espesas. Bajamos a Pejanda y en Casa Molleda nos alojamos.

Tras duchas reparadoras para entrar en calor después de la bajada heladora, nos dieron de comer un buen cocido lebaniego y recuperamos los colores perdidos.

El alojamiento Casa Molleda es una sólida casona bien rehabilitada que regenta desde hace años una familia del valle a la que se unió, por matrimonio, una Ilicitana que se alegra de recibir a dos alicantinos, aunque sean de Ávila y Zamora como nosotros.