3 sept 2020

Camino de Santiago Primitivo en bici con Alqo. (Explicación de la hoguera)

 Después de dos años sin publicar ninguna entrada en el blog retomamos la costumbre para comentar alguna peripecia, aunque sean recorridos más cercanos los que hacemos ahora. 
(Desde que hace dos años y medio nos trasladamos a vivir a los Pirineos los viajes se han hecho más próximos porque la densa intensidad de valles y montañas pirenaicos impone su ritmo con sosiego y medida)
Vinimos este verano enmascarado del año 20, con Luz y el perro Alqo, a seguir una ruta muy marcada que llaman Camino de Santiago Primitivo. Sale de Oviedo y llega después de 300 km a Santiago. Lo llaman primitivo porque, según la leyenda, fue la primera peregrinación que se hizo: el rey astur Alfonso II en el siglo IX se dirigió desde la capital de la corte, Oviedo, por este camino al Oeste para llegar a la tumba del apóstol Santiago.
Parece que la idea fundamental de la peregrinación la tuvo un obispo de Astorga, Teodomiro, avisado por un eremita, Pelayo, que había tenido una visión: un campo de estrellas señalando la tumba del apóstol se le apareció en el cielo dirigiendo sus pasos hacia el Oeste; campus stellae, Compostela. 
Se dijo Teodomiro que lo mismo que en Roma habían levantado un templo magnífico para albergar la tumba de Pedro, adonde acudían peregrinos de todos los países, bien se podía hacer algo parecido en Santiago. Había que encontrar los restos del apóstol y se encontraron. Nadie sabe cómo llegaron hasta allí porque Santiago, que nunca estuvo en la península ibérica, había muerto y estaba enterrado en Palestina, pero nada impide a la iglesia encontrar lo que no hay. Son expertos en milagros y misterios así como en aplicarlos al beneficio de lo suyo.
Fomentando el peregrinaje se avivaba la fe en unos territorios todavía controlados en parte por los musulmanes, de manera que al beneficio económico aportado por los peregrinos se sumaba el refuerzo de la fe cristiana y todo el negocio quedaba redondeado. 
Así comenzaron las peregrinaciones, siendo el camino que cruzaba los Pirineos y se dirigía al Oeste pasando por Navarra o Aragón, La Rioja, Castilla y León y Galicia, el llamado Camino Francés, el más popular aún hoy en día.
Variantes del camino hay por docenas, así que cuando en este verano decidimos hacer una ruta en bici con el perro, Alqo, pensamos en un viaje que no fuera muy largo para que el animal pudiera seguir las etapas sin agotarse. El perro es un galgo muy rápido, pero no sabíamos si podría soportar etapas sucesivas sin descanso. Aguantó las ocho etapas, desde Grado a Santiago. 
  Fuimos con las bicis de montaña, bicis de rally dobles, ligeros de equipaje: una mochila pequeña en la espalda, un transportín en la tija del sillín y una bolsa de manillar. Ir sin alforjas exige cada día buscar alojamiento y restauración. En muchas etapas fue un aliciente más de la ruta. 
 Comenzamos la primera etapa en Grado, en vez de en Oviedo, por la facilidad de aparcamiento para dejar el auto durante 8 días. A partir de Grado seguimos íntegro el recorrido que hacen los que van a pie, sin más carretera que la obligada en el camino marcado. 
Nuestra referencia fue la "Guía Práctica del Camino de Santiago" (Costa y Primitivo) de Carlos Mencos; Editorial Buen Camino. Una guía muy útil que se puede actualizar con una aplicación para el móvil. Las recomendaciones para ciclistas las ignoramos por completo porque nos gustan los senderos, aunque a veces haya que empujar la bici. El autor sugiere carreteras para evitar los tramos más complicados, pero nosotros seguimos los senderos y pistas marcados para los andarines. 
La mayor dificultad de todo el viaje fue encontrar alojamientos que nos permitiesen incluir al perro. Por eso hay etapas muy cortas y otras más largas, según los sitios con tolerancia canina.

De Antón Patiño


En Santiago

Una corredoira

Brumas matinales

Hacia el puerto del Palo

Alojamiento en el hórreo de La Mesa








 Lugo

El puente romano de Ferreira


En Santiago

                                                                                                      Las ánimas



Antón Patiño en el museo de Santiago

El museo, de Álvaro Siza

Fuente y abrevadero






 
 

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