Sonidos y vidas; encuentro en Espinoso de Compludo.

En los Montes de León, a los pies de la Sierra del Teleno hay unos valles en los que  la música de bosques de castaños o robles compite con el silencio y se pueden escuchar notas que resuenan naturales, verdaderas, hondas. Por estos valles (el del Silencio acaba en Peñalba de Santiago en donde la iglesia mozárabe de Santiago de Peñalba brilla sin par) he pasado una semana con Luz (por fortuna Cruz se convirtió en Luz) en un curso que organiza Eva Julián (sonidoyvida.com) a la que conocí casualmente mientras hacía una ruta de bici en torno al Teleno hace un mes: véase la entrada Teleno. 

Durante siete días intensos llenos de horas hemos reflexionado sobre los sonidos que se generan en la naturaleza, que Eva graba, y viendo de qué manera el mundo sutil y esos sonidos se pueden percibir y cómo aprovecharlos a tu favor. La utilización clínica que Eva realiza de los sonidos grabados es para asombrar a los más escépticos.

Compartir con Luz estos días, esta Luz que inundó mi corazón por sorpresa, ha multiplicado los efectos beneficiosos de manera exponencial porque allí donde está ella la verdad y lo vivo centellean. Gracias de nuevo, y ahora en público, Luz, de donde el sol la toma.

De los compañeros del curso, y de Ana y Ruth que gobiernan con dulzura la Posada del Amanecer de Espinoso de Compludo, no hay más que cantar alabanzas y gratitud por la generosa compañía y las atenciones continuas. Los conciertos de lujo que nos regaló Enrique/Bohindra con su docena de instrumentos y las colaboraciones de Eduardo y Víctor fueron impagables demostraciones de armonía y afecto, elevaron el nivel del curso tan alto que sólo la ingente sabiduría de Eva pudo equilibrar. Agradecido a todos ellos.