Cumpliendo con el rito que supone ir a esquiar en Navidades con los amigos del Cim, este año vamos a una estación francesa llamada La Rosière, que unida a otra italiana, La Thuile, forma el Espace San Bernardo a los pies del Mont Blanc. Vamos cuatro (Amparo y Rosa Puchades, Mafin y yo) en el auto cargado hasta arriba con todos los aparejos que precisa el esquí y unas cuantas provisiones de las que no se encuentran en Francia. Para hacer el viaje más llevadero nos paramos a dormir en Figueres, cerca de la frontera, y al día siguiente continuamos trayecto pensando en llegar al destino en seis o siete horas. Todo va bien, sin incidencias, hasta que antes de llegar a Albertville, en donde se termina la autopista, se empiezan a ver anuncios de puertos cerrados por las intensas nevadas. En un momento se forma el "grand bouchon", un atasco monumental, grandioso, homérico, el atasco del año, que hace que tardemos más de doce horas en recorrer los últimos ochenta kilómetros. Desde Figueres a La Rosière 21 horas.
Coches parados y abandonados en la autopista por falta de gasolina, gentes que se van a dormir a polideportivos habilitados para las multitudes sin techo, el caos más puro en gran colapso de grandeur française. Ya sólo nos queda Portugal.
Todo por una buena nevada y por la confluencia en un embudo de miles de autos que intentan llegar el mismo día y a la misma hora a las decenas de estaciones de esquí que se acumulan en esta zona.
Ninguna información, sólo unos agentes de policía en una rotonda preguntando si llevas cadenas.
A las seis de la madrugada llegamos a unos apartamentos que resultarán ser los causantes del SAA (síndrome del apartamento asqueroso), muy perjudicial para la salud de los esquiadores. Está por describir, pero se están tomando las medidas oportunas para la publicación.
Coches parados y abandonados en la autopista por falta de gasolina, gentes que se van a dormir a polideportivos habilitados para las multitudes sin techo, el caos más puro en gran colapso de grandeur française. Ya sólo nos queda Portugal.
Todo por una buena nevada y por la confluencia en un embudo de miles de autos que intentan llegar el mismo día y a la misma hora a las decenas de estaciones de esquí que se acumulan en esta zona.
Ninguna información, sólo unos agentes de policía en una rotonda preguntando si llevas cadenas.
A las seis de la madrugada llegamos a unos apartamentos que resultarán ser los causantes del SAA (síndrome del apartamento asqueroso), muy perjudicial para la salud de los esquiadores. Está por describir, pero se están tomando las medidas oportunas para la publicación.
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