Por estas tierras de infieles y de fieles católicos nos hemos dado en quedar un mes, pedaleando por antiguos trazados de trenes extintos y carreteras secundarias con tráfico escaso y conductores respetuosos. No siempre son trazados llanos; días hubo en que el sube y baja continuado nos pareció poco acorde con las amplias llanuras que definen el escudo canadiense. Relieves suaves de los Apalaches. Miles de ríos y lagos incontables. Agua desbordante. Abedules, arces, alerces, piceas y abetos por doquier. Mosquitos al acecho en cuanto dejas de pedalear. Mucho repelente. Gente amabilísima. Continuará.
Esta entrada era de prueba para ver si se podía subir algo. Con dificultades, porque dependemos de las wifis locales, pero sí se puede. En unos días, o cuando volvamos, a principios de Septiembre, más.
Esta entrada era de prueba para ver si se podía subir algo. Con dificultades, porque dependemos de las wifis locales, pero sí se puede. En unos días, o cuando volvamos, a principios de Septiembre, más.
Juan, en esos segundos que cruces por Alicante (porque serán eso, segundos) llama. Estamos ya aquí intentando asentarnos.
ResponderEliminarMarisa y Juan Cruz