Durante los primeros días del año 2021 hicimos cuatro etapas con esquís de travesía por lugares de una zona llamada Sobrepuerto que comprende, con límites poco definidos, parte de las comarcas del Alto Gállego y del Sobrarbe. En este Sobrepuerto hay una decena de pueblos abandonados: Ainielle, Ayerbe de Broto, Basarán, Berbusa, Bergua, Cillas, Cortillas, Escartín, Otal y Sasa de Sobrepuerto. En cuatro días, no consecutivos, subimos a las cimas más altivas de la zona y visitamos alguno de esos pueblos, abandonados durante la segunda mitad del siglo veinte. Muy pocos años hay nieve suficiente como para recorrer esos parajes con los esquís; aprovechando las nevadas de los días pasados de diciembre pudimos hacer estas rutas que pocas veces se repetirán.
Etapa 1. Cotefablo-Pelopín-Otal. 1. 1. 2021.
Ese primer día del año 21 quedamos con los amigos y los perros para celebrar el año nuevo llegando hasta el pueblo de Otal y, de camino, subir unos montes bien nevados.
Salimos del aparcamiento del túnel de Cotefablo, frontera entre las comarcas del Alto Gállego y Sobrarbe, con los esquís calzados, en dirección Oeste hasta llegar por el bosque cargado de nieve a un collado: el Puerto de Cotefablo. En el puerto giramos a la izquierda, Sur, subiendo las cómodas lomas que nos acercan a la primera cima: Peña Ronata, 1.943 m; desde aquí bajamos, sin quitar las pieles de foca, por el filo hasta el collado que lo separa del Pelopín. Trazando amplias zetas por lomas venteadas llegamos a la cumbre despejada, 2.007 m, desde donde se disfruta del amplio panorama de cumbres cercanas: Sierras de Partacua y Tendeñera o los tresmiles de Ordesa.
Ahora quitamos las pieles y bajamos hacia el Suroeste por unas lomas de moderada pendiente y una nieve ligera y seca que se mantiene suelta por las bajas temperaturas. Como no sopla el viento el descenso es magnífico. Llegamos a un bosque de pinos que atravesamos para tomar la pista que lleva al pueblo abandonado de Otal. Por esa pista nos dejamos deslizar hasta llegar a uno de los pueblos del Sobrepuerto que tardó más en abandonarse. Todavía se conserva en pie la iglesia, con el ábside característico de las iglesias del Serrablo. Hay casas con los muros aguantando el paso de los años y unos nogales enormes cerca de lo que fue la plaza. El lugar tiene el silencio profundo que sepulta las casas de los sitios despoblados y con la masa de nieve que le ha caído impresiona más aún que cuando lo visitamos el otoño pasado.
Después de la visita comienza el ascenso, buscando la traza más adecuada por las laderas de la Peña Ronata, a donde llegamos tras 4 km. Desde allí volvemos por donde vinimos, siguiendo nuestras huellas porque una niebla densa hizo desaparecer los relieves.
Nogal
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