Desde la cabaña prestada inicio la ruta por el interior del parque nacional Pumalín, propiedad privada de un millonario norteamericano que no permite hacer ninguna obra en sus terrenos, sólo utilizar la pista que hoy recorro asombrado por el espectáculo del bosque casi sin intervención humana. Hay un sendero para turistas con alerces milenarios y una variedad sin fin de árboles y aves que se dejan ver mucho más cerca que las boreales.
El tiempo acompaña y ni llueve ni hace frío, así que llego a Chaitén encantado y bajo los humos del volcán que ya arrasó la ciudad hace seis años. Pero aquí están otra vez los que se fueron y volvieron tras el enorme lahar que arrasó casi todo.
El único hospedaje que encuentro libre está regentado por una señora exhausta a la que sólo le faltó decir aquello de: aquí, dando lástima a la tristeza.
Ya vemos que de nuevo estas en la rutas de las tres w.
ResponderEliminarPor lo menos ahora puedes mandar tus peripecias, eso si, con mucho menos peso en las fotos
Un abrazo