8 may 2014

Santiago emponzoñada

Santiago de Chile es una ciudad que, para los de mi edad y alrededores, está cargada de referencias a los asesinos militares y a campos de fútbol convertidos en previo de torturas, desapariciones  y masacres, por eso la cita de la canción de Víctor Jara "...yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada..." me lleva a la actualidad, más amable, menos ensangrentada, más contaminada por una suciedad en el aire que se masca y se observa desde las alturas cuando el avión se aproxima. Dan ganas de no bajar, de dar unas vueltas a ver si escampa un poco.
Hoy había una manifestación de estudiantes que ocupaba la gran Alameda y era enorme la muchedumbre con más ganas de juerga reivindicativa que de arrancar farolas y semáforos, como acabó ocurriendo en una operación programada al milímetro para que, como siempre, se hable más de los incidentes que de lo que plantea la manifestación. Un clásico.
La trepada al cerro de santa Lucía, a donde subió Darwin cuando estuvo por estas tierras, es de lo más emocionante y las vistas sobre la gigantesca ciudad muy elocuentes. Son tan reverenciosos estos chilenos que un guardia uniformado te pregunta, antes de subir, si tienes la bondad de inscribir tus datos en un cuaderno de la municipalidad.
Mañana vuelo a Puerto Montt, a ver si allí consigo que alguien me confirme la posibilidad de hacer un transbordo en barco sin el cual tendré que modificar la ruta. Aquí me dicen que no hay ninguna, que esa conexión se acaba en Marzo. Se verá.


























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