Carretera pavimentada todo el día que ha salido con pertinaz llovizna débil y nieve en las alturas, a 700 m, poniendo el punto invernal que estas latitudes anuncian. Aquí ya empiezan a verse muchos restos de grandes árboles por las praderas, vestigios de cuando los colonizadores del siglo 20 prendieron fuego al bosque y ardió durante años. Para hacer pastos, ya saben.
Como la temperatura es baja, el proceso de putrefacción de las maderas es muy lento y algunos restos de árboles, como el coihue, con el agua se mantienen muchos años sin reciclado natural. Van apareciendo morrenas y bloques erráticos de parajes dominados por el hielo en otras épocas no tan lejanas.
En Mañihuales me alojo en casa de la señora Ruth con el trato amable al que se va uno acostumbrando en estos hospedajes.
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