La carretera austral. Puerto Montt.

Desde Santiago vuelo a Puerto Montt en hora y media acompañado por la bici en su caja que ha sufrido desperfectos en los huecos por donde se agarra y algún desgarrón sin mayores consecuencias. Lo mismo la maleta, con un nítido golpe en toda su espalda. Todos los estropicios han sido en el trayecto Madrid-Santiago.
Hasta Puerto Montt he venido con la compañía Sky Airlines que no abusa de la clientela, no cobran por llevar la bici, te dan unos comistrajos para distraer de los ruidos y traqueteos del avión que parece desencajarse entre baches turbulentos, sale y llega a su hora y todo ello sin presumir. Excepcional para el maltrato que sufrimos normalmente.
El clima de Puerto Montt ya no es el primaveral de Santiago, aquí se nota que el otoño ha llegado para no irse y aterrizamos en ambiente húmedo y algo ventoso frente al mar.
Como ya sospechaba la conexión que en Santiago me decían que no existía más que en verano, existe y podré iniciar la ruta según el plan original, o sea desde el comienzo de la carretera en Puerto Montt. En Hornopirén hay que subir a un transbordador y cruzar unos fiordos para seguir luego por tierra y otro transbordo.
Todos los que se enteran de lo que quiero hacer: taxistas, recepcionistas de hotel, camareros indagantes, técnicos de turismo, intentan asustarme todo lo que pueden con los peligros inmensos que deberé asumir si continuo con la idea disparatada de recorrer la carretera austral: la suma de lluvias salvajes, vientos insoportables, firmes de carretera desvanecidos, tormentas de hielo sin fin y apocalipsis variados se abatirán sobre mí para fulminarme.
Hoy, sábado, ha salido un día de Mayo atmosférico, con sol casi caliente y brisa leve. Mañana inicio la ruta, así que esta es la última entrada con el ordenador, que se queda aquí; ya no sé cuándo tendré conexión para ir haciendo entradas en el ipad que coloca las fotos en hilera india sin más opciones.
Se irá viendo.