El pueblecito situado en el valle del río Arc se dedica a escasas tareas primarias y a vivir del turismo en invierno y en verano. Ahora con las pistas de esquí de fondo, pomposamente llamadas espacio nórdico Bessans, están de lo más entretenidos y además el sábado y el domingo hay una competición que figura en el calendario internacional de pruebas de fondo en toda Europa por lo que el viernes me voy de aquí antes de que me echen porque está todo lleno y los precios de los alojamientos se multiplican casualmente. De momento lo que predominan son los grupos de ociosos y jubilados, algunos escolares iniciándose al difícil arte del deslizamiento y campeones que se entrenan para la maratón. Pero hay muy poca gente y cada día estreno los primeros trazados por pistas recién formateadas (el corrector quería forrajeadas; también valdría) como las que bajamos después del foqueo al alba en las estaciones de esquí alpino. Así que seguiré hasta el fin de semana por aquí fatigando los recorridos y los aires transparentes.
Las fotos que siguen son del día de ramoneo por el valle d'Avèrole; dejé de fatigar pistas y me subí por el valle solitario arriba por un sendero con huella de esquí de travesía hacia el refugio d'Avèrole, uno de los que se utilizan en la travesía por la Haute Maurienne que tenemos pendiente desde hace unos años.
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