22 ago 2014

Entre Zamora y Portugal

Saliendo de La Encomienda nos vamos Jordi, el inagotable, y el que suscribe a una ruta de cuatro días, dos suaves y dos duros en dirección Oeste. Los dos primeros por la provincia de Zamora y la raya con Portugal. Los dos finales, portugueses por completo. 
En la primera etapa bordeamos páramos silenciosos, los campos de Aliste y Tábara y atravesamos la Sierra de la Culebra para llegar a La Carballeda, en el límite con Sanabria. En Ferreras de Arriba sorprendemos el día 15 una procesión de señoras portando una Virgen de pelo como una muñeca y mucha animación con filandrones y banda de música desafinada. Un propio sacristán toca las campanas a mano desde lo alto del campanario. De lo que ya no se ve. Nada de sonidos grabados, en directo y sin errores.
Acabamos la etapa en el hostal Remesal, buen aposento, lleno por la festividad del ferragosto. La playa del embalse de Valparaíso hasta la bandera.
El segundo día llegamos a Santa Cruz de los Cuérragos, en donde acaban la carretera y el mundo y comienza la ruta de los contrabandistas que comunica con Guadramil, pueblo ya portugués, a través de pistas con castaños monumentales. En Santa Cruz hay un cartel con referencia al diccionario geográfico de Madoz del siglo 19 en el que se cuentan las casas, los vecinos y las almas. 4 vecinos, 18 almas. No es divisible.  
Después nos dirigimos a Riomanzanas, el último pueblo español y después ya cruzamos la frontera portuguesa sin aduanas ni guardiñas. Por pistas llegamos a Bragança, tomada por las fiestas medievales en lo alto del castillo y gentes vestidas de antruejo celebrando lo que se pueda. Hasta en el hotel les han colocado a las pobres recepcionistas unos trajes medievales que soportan como pueden. Todo por el turismo.
El tercero vamos a Vinhais por el camino más largo. Por carretera son 20 km, pero por las pistas que vamos recorriendo por el parque natural de Montesinho hasta la frontera con Sanabria, llegaremos casi a los 70. Un sube y baja todo el día con subidones y correspondientes bajadas veloces, panoramas despojados, parques eólicos, ríos en los que pueden aparecer las nutrias y pistas largas, entretenidas. En Vinhais nos alojamos en la Casa Vale de Armeiro, regentado por un matrimonio que se desvive por agradar al viajero en el estilo cálido portugués.
Y el cuarto y último de nuevo recorremos otra parte del parque y vamos derivando hacia el Oeste con amplísimos horizontes y unas cuestas importantes; es la etapa más larga, casi 83 km, y con más de dos mil metros de desnivel acumulado. Llegamos a Chaves, recogemos el auto que habíamos dejado aparcado sin ningún desperfecto y nos volvemos a La Encomienda con la impresión de haber hecho una buena ruta, mejorable y memorable.




















































1 comentario:

  1. Incalculable crónica del viaje... Como siempre, genial.
    Ya te he mandado mis fotos por si alguna cabe en tu reportaje.
    Saludos

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