29 ago 2014

Gateras.

Los gatos son animales extremadamente caprichosos: cuando están dentro de una casa quieren que les abras la puerta para salir y cuando están fuera lo que quieren es entrar. Por eso, y dado que sin gatos no se podía vivir por las plagas de roedores y por la elegancia de esos felinos tan expertos en hacer arrumacos para conseguir lo que quieren (reyes del fingimiento, ladrones a veces, feroces si les apetece: cuanto más les atusas más levantan la cola), en las casas antiguas de los pueblos tenían una gatera: un agujero más o menos circular en la puerta de entrada por el que los animales entraban y salían a su aire, circulando según su sagrada conveniencia. Hoy casi han desaparecido de las casas, pero en la raya de Zamora y en Portugal todavía se pueden ver en algunos pueblos semejantes estructuras. Se me está ocurriendo una instalación con gateras que ni la misma Inés Salvatierra podría superar.
Ahí van algunas fotos de distintos modelos de gateras para ilustrar a los lectores pacientes. Gateras de Trás-os-Montes. De las que ya no hay. Me las quitan de las manos.
En la próxima entrada, el recorrido portugués ciclista por Trás-os-Montes.












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