30 jul 2014

Siempre nos queda Portugal. (Y un añadido)

 Entre Zamora y Portugal hay una línea dibujada por el Duero, que se encaja entre las rocas duras, granitos, esquistos, gneis, cortándolas como si fueran de arena y se convierte en un río rejuvenecido tras haber pasado tantos kilómetros divagando por las llanuras. Es frontera y es conexión entre gentes distintas; los portugueses siempre tan respetuosos, sin dar voces nunca, con un patrimonio bastante cuidado en Miranda do Douro y cierta melancolía en la expresión amable. Nunca son tan cuzos como algunos vecinos y tienen la gracia de decir de la iglesia de la Santa Cruz: ."...na sua pureza geométrica fala a linguagem neoclássica com ligeiras sílabas de barroco..."
Dos jueguecitos, fáciles, para lectores atentos: 1, localizar la citada iglesia entre el caos de imágenes que se han mezclado y encontrar las sílabas referidas. 2, en la primera imagen del río, aquí debajo,  buscar algo que  parece raro que esté ahí, en el acantilado sobre el río duradero, el río Duero.
Hay premios para los acertantes.
Añado esas dos fotos para dar más pistas a los lectores atentos que siguen el juego. En el río hay que mirar en el acantilado granítico. Gracias por el interés. Si con estas imágenes no se acierta, en la próxima entrada habrá solución.
























  

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