10 oct 2016

Transpirenaica. Etapa 3. Sant Pau de Segúries-Planoles. 10.8.2016

De buena mañana, con fresco matutino, vamos a desayunar a una cafetería en el pueblo de St. Pau. Lástima de bollería industrial. Un café y a iniciar la ruta.
Al principio por carretera, pero en seguida tomamos una pista sombría que sube hacia Camprodon. Nos sorprende cruzarnos con muchos corredores entrenando tan pronto. Decenas de corredores, como si fuera una gran ciudad.
Se termina la agradable pista y por carretera llegamos a Camprodon, localidad de rancio abolengo de veraneantes y lugar de nacimiento del gran Isaac Albéniz. El museo que le han dedicado está cerrado provisionalmente. Un paseo por las calles y un buen desayuno nos ponen en la carretera que sube hacia Llanars, Vilallonga de Ter, Tregurà de Baix y Tregurà de Dalt. Una fuente con abrevadero nos sirve para entablar conversa con un animado perro rojizo lanudo que se aviene a considerar la pena y rabia que le produce el mal gobierno de los ladrones del PP. En este último pueblo comienza una pista que asciende de continuo hasta el Collet de la Gralla. Una larga subida que se hace amena por el amplio panorama que se va obteniendo sobre el valle del Ter.
Gran descenso hacia Ribes de Freser que se celebra con degustación de productos de panadería casera muy refitoleros. Nos saben a gloria y tras el oportuno café visitamos las instalaciones del pequeño museo del tren cremallera que sube al Santuario de Núria y a la estación de esquí en las faldas del Puigmal. Mucho veraneante para subir en el cremallera y hacer paseos por el entorno.
Repuestos, empezamos la segunda parte de la etapa subiendo por carretera y luego pista cementada hacia Rialb y Vilamanya. Desde Vilamanya sale una pista muy empinada que sube hacia la Serra de l'Estremera y desde lo alto de la pista de les Barraques empezamos una bajada rápida por carretera hacia Planoles.
En las afueras del pueblo tenemos el alojamiento, Cal Sadurní. Como hemos reservado los alojamientos por internet o por teléfono, cada día es una sorpresa porque suele haber un abismo entre lo que se ve en las fotos de la página y lo que ocurre en la realidad. El de hoy es abismo favorable.
Cal Sadurní es una casa de campo convertida en hotel con amplias vistas sobre el valle y una tranquilidad en el jardín que se agradece tras la etapa tan dura (67,7 km y 1.936 m de ascenso acumulado). El dueño, Osvaldo, compagina la atención con las tareas de ganadero y restaurador eficaz. La amplia habitación está decorada en estilo remordimiento esmerado. La cena excelente y el desayuno pantagruélico, en compañía de un andarín francés en ruta por los Pirineos, completan una estancia inmejorable. Habrá que volver con cualquier excusa.
Como se ve en la gráfica el gps volvió a las andadas, desconectándose a su albedrío.


Camprodon





La Roca











Ribes de Freser




Cal Sadurní











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